domingo, 4 de abril de 2010

CASA ROSSELL-RIOS





Fotos: Juliana Cardoza
Texto: Archivo del diario La Replublica


Cada pared de la casa Rosell-Ríos oculta cien años de historia, arte y arquitectura de fusión. Los techos elevados con vitrales de rostros incas y el laberinto de entradas que llevan a una habitación más bella que la otra son la esencia mística, que desde 1909, ha llenado de encanto esta construcción.

Durante casi 30 años el inmueble más emblemático de Barranco permaneció abandonado. En 1980 sus puertas se cerraron definitivamente para dar paso al olvido de las figuras en relieve que cubren sus techos; y de las galerías de arte ecléctica, diseñadas para mirar el mar.

La casona perteneció a Juan Esteban Ríos, quien se mudó allí con su familia cuando Barranco se perfilaba como centro de veraneo de limeños distinguidos.

Con la muerte de su original dueño, la casa pasó como herencia de generación en generación. Hasta que por motivos familiares quedó convertida en oficinas y es finalmente arrojada al olvido.

Según el arquitecto Aldo Lertora Carrera, la casa Rosell-Ríos presenta una mezcla de arquitectura clásica, neoclásica, victoriana, art-noveau y neo rococó, con elementos prehispánicos. “En cada una de sus construcciones y diseños se extraen conceptos pasados para crear estilos modernos”, señaló.

Otro aspecto curioso es que casi toda la vivienda fue levantada sobre un semisótano donde vivía el personal doméstico.

DATOS

Arquitecto. Los 2,220 metros cuadrados de la casa Rosell-Ríos y su semisótano de 1,180 m2 fue construida por el arquitecto francés H. Ratouin, con el apoyo de los ingenieros Hugo Behr y Francisco Alva.

Evolución. Esta joya arquitectónica pertenece al tipo de arquitectura doméstica-vivienda, que en Barranco adoptó el nombre de rancho, y evolucionó hacia la arquitectura de las villas europeas.




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